Hace mas o menos dos meses me enteré de la existencia de los blogs, esta especie de redencion para quienes estamos a mitad de camino entre la cibernetica, la literatura y la vagancia. Para mi, existen desde entonces y no desde antes, o sea que ire descubriendo su funcionamiento y posibilidades de mejoras con el correr del tiempo, las ganas y la investigacion que hoy por hoy efectúo...
Para que? esa es la pregunta que moviliza todos mis actos. Ni como, ni porque ni cuando sino para que, y en este caso celsi18 responde para contar. Para contar la vida, los hechos, los gustos, los encuentros, los olvidos, los rayes y tantas otras animaladas que componen la personalidad, el espiritu, la esencia y el motivo de celsi18, es decir yo, es decir Leandro Luis Celsi.
Y ese para que, ese contar incluia en mi genesis mental de este blog la posibilidad de contar la historia de mi vida, la historia de mi gestacion, formacion y actual composición. Este rapto vanidoso y egoista no es el único motivo para estar aqui, sino el primero... a medida que suceda el universo surgiran nuevas impresiones para relatar.
EPISODIO 1 LA AMENAZA FANTASMA
Celsi18 se remonta a un pueblo de Colonia, Uruguay, llamado Juan Luis Lacaze. En este pueblo, para 1970 el esplendor y auge fabril se extingía vertiginosamente, expulsando la mano obrera de las dos fabricas principales con un ritmo devastador.
Gil Nelson Bermudez era el eje de su familia: aun cuando sus dos hijos mayores trabajaban, su mujer y su hija menor subsistian mediante su sueldo. Era capataz de la fabrica textil Campomar y Sousas Sociedad Anonima, pero veia como se desmoronaba la producción dia a dia, situacion que le generaba no menos que inquietud.
Su hijo mayor, Nelson, era obrero en la misma fabrica, pero su aporte a la economia del hogar era nulo. Nelson era fanatico del gasto compulsivo, aun lejos de la epoca de la globalización.
El siguiente, Juan, mantenía un enfrentamiento con su padre que motivaba frecuentemente peleas, discusiones e idas repentinas del hogar. Solo su madre, doña Nelida Cabrera, podía lograr que volviera y forzaba un clima de paz inconsistente que explotaba tras breves semanas. Juan rotaba por los empleos, sin encontrar sosiego a su áspera personalidad y sus ambiciones.
La hija menor, Alicia, tal vez prometía mas por su compromiso estudiantil y su responsabilidad, pero a los 15 años vivia una situacion que pondria en vilo a la familia: tenia un novio a escondidas...
Del otro lado del pueblo, Martina Gonzalez sostenía como podia a los hijos que vivian con ella. Habia tenido varios, con tres parejas sucesivas. Algunos de ellos vivian con su padre, sus tios o amigos. El menor de los cinco que tuvo con su segunda pareja, por ejemplo, pasó su infancia y su adolescencia en mas de siete hogares.
Martina era una mujer pobre, sin empleo y sin oficio. Subsistía gracias a las ayudas de sus hermanas y los trabajos momentaneos que podia cumplir, de costura, limpieza y otros. El principal ingreso económico provenía de la jubilacion de su madre, una mujer que, al igual que ella, sobrevivio una vida de golpes y maltratos de un marido alcoholico.
Este hijo al que me refería, tampoco tenia un empleo fijo pero poseía una gran capacidad de aprendisaje y un sentido del esfuerzo que lo llevaban a cumplir cualquier tarea. Así recaló en los talleres de una carpinteria, valiendose de la recomendacion de sus anteriores empleadores, siendo el primer trabajo estable y suficientemente remunerado al que accedía en su vida.
En la casa de los Bermudez se vivía un clima tenso: los jefes de la fábrica extendieron los despidos de obreros a las lineas mas relevantes de la producción, por lo que el empleo de Gil pendia de una cuerda floja. Solo los meritos y la reputacion de su labor lo mantenian en su cargo, pero el ajuste era inminente. Aun conservando el trabajo, habian reducido sensiblemente los sueldos de todos los empleados, suscitando huelgas y reclamos cada vez mas frecuentes...
El salon del club CYSSA (siglas del nombre de la fabrica) ofrecia fiestas todos los fines de semana, donde la mayoria de los jovenes empleados se reunian a bailar, tomar algo y comentar la semana pasada y la entrante... Nelson, joven carismatico pero de pocas luces, encontró esa noche un "contacto" para emigrar a Nueva Zelanda. Le ofrecía casa, empleo y pasajes. Nelson se entusiasmo y salio del baile con la ansiedad de solucionar todo. Entre nervios y alegria, le compró cuatro panchos (frankfruters) al muchacho que cada fin de semana buscaba ganar algo mas para su familia, Luis Cristobal Gonzalez.
Nelson se encontro al otro día con el hombre del baile y luego de pagarle un adelanto por los tramites iniciados expuso a la familia la posibilidad inmediata de encontrar una vida mejor. El debate no pudo ser mas polémico: debian confrontar la necesidad economica a la comodidad de la vida en el pueblo. El viaje era largo y, si bien la intencion era recuperarse economicamente y volver con un capital, existia la evidente posibilidad de no volver a Uruguay... Gil y Nelson fueron los primeros en convencerse, por estar en contacto con la realidad laboral escondian en el fondo la percepcion de un derrumbe a corto plazo. Nelida trato de ser imparcial, pero la retenian tanto la cercanía de sus parientes como la noticia que disparó su hija menor: su noviazgo con un joven del pueblo.
Por otro lado, el siempre opositor Juan se descartó del proyecto porque le habia surgido un empleo de casualidad.
El hijo mayor de Gil emprendió entonces los tramites de pasaporte y habilitaciones laborales para emigrar a Oceanía, a pesar del reclamo de su hermana menor y la indiferencia de su hermano varón. Los esperaba una vida sacrificada pero feliz, en un nuevo lugar al otro extremo del mundo, donde posiblemente tambien habría problemas, pero tendrían el sustento asegurado.
Por su parte Juan escondió sus dudas bajo la coraza de su personalidad dura, ya que en realidad el empleo que detentaba era una suplencia: se habia accidentado un peon en la carpintería.
Era Luis Cristóbal, el hijo varon mas chico de Martina Gonzalez. Tuvo un descuido con una sierra y le rebanó los dedos de la mano, sin cortarselos del todo. Tuvo que viajar a Montevideo con los dedos colgando de un hilito de carne, y al volver todo vendado se encontro con una nueva cara en la carpintería, situacion algo incomoda al principio pero beneficiosa un tiempo despues...
Resulto que el viaje a Nueva Zelanda era un fiasco, un engaño del cual solo hubo dos consecuencias: el despido de Nelson por parte de sus superiores (su labio suelto lo llevó a alardear del viaje, el empleo y su futura posicion economica) y la inminencia de un viaje a cualquier destino por la precaria situacion laboral... Surgió la posibilidad de viajar a Buenos Aires, donde se sabía que había muchas textiles y fabricas administradas por compatriotas, y hasta incluso facilidades de hospedaje organizadas. En breve lapso, emprendieron el viaje hacia Buenos Aires dejando para siempre Juan Lacaze, sus historias, costumbres, sus amistades y amores... Recalaron en una pension de "la capital de la industria": la localidad de San Martin, donde los talleres trabajaban dia y noche. Rápidamente encontraron empleo Gil, Nelson (uno diurno y uno nocturno), Juan (quien abandono la carpintería por desaveniencias con su patron y se resigno a seguir a su padre) y hasta la pequeña Alicia, quien aún puchereaba por su novio abandonado.
Encontraron tambien muchos conocidos en San Martin, una metrópoli para su cultura campesina, que les abrio la vida de salidas y comodidades.
Se instalaron en una pension compartida, dormian todos en la misma habitacion y trabajaban casi todo el dia. Una noche, Nelida salio al patio y encontró a un joven llorando en la escalera.
- M'hijo, que pasa?
-Se murió mi abuela, doña, se murió mi abuela y me mandaron para acá...
-Sos de Juan Lacaze?
-Si doña... no conozco a nadie, me llevan a Rosario, me prometieron trabajo...
-Pero, m'hijo, no se preocupe...hablamos con mi esposo y duerme aca esta noche, si?
Luego de insistir, le preparó un colchon junto a la cama matrimonial y el muchacho se acostó entre lagrimas.
Del otro lado de la habitacion, la pequeña Alicia tambien lloraba.
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