Algo me dice que cambió la marea. Que se avecinan tiempos nuevos, ni mejores ni peores: distintos. En lo interior y en el entorno. Ante esto, uno no puede evitar cierta reacción positiva, cierto entusiasmo hacia algo que, en los hechos, es meramente intangible.
No pasa por predicciones, horoscopos ni otras yerbas, esto se huele, se siente, se avecina como esos dias turbios previos a la tormenta. Pero de otra manera.
En verdad, ya tomo forma concreta, ya hay cambios posibles e inminentes que auguran otro porvenir. Ese porvenir de realidades y no de especulaciones. De libertad y no de represion. De vida en aumento, y no de agonía. Brindo por eso, entonces, y por las mujeres que derrochan simpatía.
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